El aparato ya ha hecho los primeros vuelos pero todavía con algunos componentes inorgánicos
No es vivo, pero casi. Un equipo de investigadores de varias instituciones, incluyendo un centro de investigación de la NASA, desarrolla un drone biológico, hecho de materiales biodegradables, que ya ha hecho los primeros vuelos. De momento, con algunos componentes inorgánicos, pero con la intención de minimizarlos tanto como sea posible. Un aparato de este tipo no dejaría casi ningún rastro cuando se estrellara. Los investigadores lo hacen para usos civiles y pensando en el medio –para actuar, por ejemplo, en zonas naturales protegidas– pero podría ser muy útil para aparatos voladores dedicados al espionaje.
El chasis del aparato lo hace una empresa de Nueva York y es básicamente de *micelis, la parte de los hongos que absorbe nutrientes del suelo u otros sustratos orgánicos, combinados con celulosa y otros materiales biológicos. En los primeros quieres han tenido que usar mandos y otros controles convencionales, pero ya trabajan para sustituir los circuitos integrados por tinta de nanopartículas de plata. Además, estudian la posibilidad que, si el aparato detecta que se ha estrellado, libere una serie de proteínas que aceleren el proceso de degradación, e investigan como hacer sensores con bacterias habituales en los intestinos