Que el perro es el mejor amigo del hombre (y de la mujer) es algo conocido de sobra. Sin embargo, hay muchos factores que intervienen en la sana y buena relación de esta amistad.
Los perros son animales que viven y trabajan en sociedad. Hay perros que tienen más facilidad para convivir con las personas aunque se trata de tres factores clave: la raza a la que pertenece el animal, el carácter propio y el trato que recibe (y ha recibido).
Los perros están totalmente capacitados a adaptarse a las normas de su nueva familia, aunque esta adaptación siempre tiene una fecha de caducidad. Es importante colaborar y ser constante para influir positivamente en su conducta y en su convivencia en la familia.
Un perro siempre debe tener clara una jerarquía. Siempre debe ser conciente quien es la autoridad (amo, propietario). En ocasiones, con los perros de carácter dominante, es difícil controlar a situación, por ello es importante la psicología. Establecer unas normas es esencial, pues el perro puede “olisquear” el vacío de poder y, por tanto, se perdería el control de éste.
En perros criados desde cachorros es más sencillo inculcar unos valores y modales (como ocurre medianamente con los niños). Es importante, además, no permitir (principalmente cuando son cachorros) que jugando se pongan encima nuestro, pues se trata de una posición dominante que con el tiempo tomará como costumbre. Corregir los malos hábitos así como comportamientos no muy ejemplares desde el primer momento es imprescindible para reforzar estas normas y frenar cuanto antes la reiteración de esos actos.
Debes enseñar ciertos modales y recompensarle cuando haga las cosas bien con comida, juguetes o caricias. Los perros tienen tres métodos para entender y percibir las cosas: el lenguaje hablado, los gestos y nuestro lenguaje corporal inconsciente. El nivel de inteligencia puede variar más o menos, pero estas tres capacidades son básicas en el aprendizaje de los perros. Los perros pueden conocer perfectamente nuestro estado de ánimo sin dar señales, por nuestra parte, claras de ello.
Por otra parte, los perros tienen la capacidad de expresarse mediante gestos, ladridos y lenguaje corporal con tal de comunicar sus deseos, necesidades, emociones… Atender cuando gruñen o cuando mueven la cola son señales que debemos captar y saber interpretar. Es importante, además, ofrecerles un área propia para comer y que no sea el comedor. No debes permitir que duerma contigo en la cama, pues puede considerar que está a tu mismo nivel jerárquico y dejar de obedecerte con el paso del tiempo.
Los perros, por tanto, son nuestros compañeros y amigos. Saber entenderles y educarles de forma contundente pero no severa, siendo justos y cariñosos así como serios a la hora de portarse mal reforzará las relaciones con tu perro en todos los sentidos. Estimularlos ante los buenos actos y corregirles contundentemente ante malas conductas es imprescindible.
Al tratar con perros se debe hacer con psicología, como con los niños. Pese a que son animales son seres muy inteligentes y entienden más de los que parece.